De vinos de pasto

Gaditanos que deslumbran

Hoy es viernes gaditano, como tantos, pero es que de eso nunca nos cansamos. Y en este día con blancos que deslumbran.

| 10/05/2024 | 3 min, 4 seg

Hablamos de los llamados vinos de pasto y, aunque para sus mil posibles definiciones no damos abasto, sí sabemos que ricos están. De los de poner a mesa puesta y con una diversidad que no se acaba. Guardianes de tradiciones que ya hacen aficiones con hordas de seguidores. Amores en perspectiva más clara que el suelo que los hace eternos. Con un enfoque diferente al del Jerez más conocido y con pequeños viticultores que ponen su pasión para hacerlos singulares. En esta ocasión gracias al IX Salón de Vinos Radicales y empezando con el Reta Ta/Mira 2022 (Bodega Reta). Bota y barrica con su pelín de velo. Sin desvelos, porque hay seguridad y sapiencia. Suelo y Guadalquivir que se vuelve afrancesado manteniendo la identidad. Pura realidad que es imagen reluciente. Con una sonrisa que rebosa felicidad porque está llena de cosas deliciosas y aún mejor con una ración de coquinas.

El Sin Bulla 2022 (Agrícola Calcárea) es poderío fermentado en bota y con su merecido reposo de ocho mesecillos. Armario cerrado que abre sus puertas con confianza, porque es consciente de que detrás tendrá vistas al mar más profundo. Por la orilla, despacito y recapacitando sobre todo lo que nos está dando. Seriedad mineral que no nos tomamos a mal tomando una tapita de carne al toro.

El Sotovelo 2022 (Diatomists Wine) es señorito con buena pinta. De El Puerto de Santa María, tía. Pasando por hormigón y castaño para que nada pueda hacerle daño. También con lo suyo de flor que crece y crece dándole sus peculiaridades según le toca. Y nos deja tocados por su elegancia y esa fragancia de almendrado y pan tostado. El camino señalado para seguir con el placer de mordisquear unas tortillitas de camarones.

Perdidos con gusto

Nos perdemos con el Meridiano Perdido 2021 (Meridiano Perdido Viñedos Singulares). Pasiones que unen viñedos y océanos en conjunción preciosa. La luz mirando a Doñana y ya ni hace falta que haya un mañana, porque lo tenemos todo ahora. Desde el jerezano pago de Cerro y esa crianza que le hace crecer pétalo a pétalo. Con gusto de cierto acierto. Barajuelas y tosca para una noche que se convertirá en rocío haciéndonos perder el sentido con unos garbanzos con choco.

Con La Retahila 2022 (Raúl Moreno) tenemos cuerda para rato y motivos de sobra para volver a Trebujena. Calle arriba, calle abajo rodeados de esos bocoyes haciendo los honores. Perruno con mucho sapidismo y cositas naranjosas y revoltosas. Tras paso por la nata que no sólo no da la lata, sino que respeta toda su fruta y alguna piel de color naranja Una danza de las de agarrado, en tono lento y que nos tomamos bien rápido con unas angulas de la zona.

Nos despedimos con el Vino de Yerba 2022 (José Manuel Bustillo). De palomino y variedad tinta ancestral sin nombre actual. De la Sierra de Grazalema y ojo, que aquí hay tema. Con acidez de la buena y aromas muy personales. Despertando intereses y ofreciendo disfrute instantáneo que crece y crece con alegría y toda la soltura. La de darse desnuda y libre de cualquier atadura, vestida con un guiso de tagarninas y lo que quieras. Y aunque no queremos irnos, diremos un hasta luego que será de más pronto que tarde. En dos semanitas pase lo que pase.


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