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Hablemos de Draper

Y me cuentan que quizá Draper ve que el Valencia no es tanto como nosotros nos creemos desde nuestro ombligo valencianí. Que sí, que el sentiment aquí está muy arraigado pero que, desde fuera, es difícil vender la marca. Eso dice el gurú...

24/06/2016 - 

VALENCIA. Pues ya es otro día, que les decía la semana pasada en este mismo rincón. Porque, al sentarme enfrente del teclado, y tras echar un vistazo a los temas para escribirles a ustedes, he descartado lo de los fichajes que están de vuelta en sus carreras y con saudade de volver la las grandes ligas. También descarté los fichajes de promesas de equipos descendidos que no hemos visto casi ninguno -ya estuvo el señor Lizondo versando de ello- y del exceso de porteros, alguno adicto al trabajo. Evidentemente, de la Euro no iba a hablar, porque solo lo haría de la baja calidad de las retransmisiones televisivas bajo peligro de sanción. Así que, como nieto de labradores, me meto en el berenjenal de hablarles sobre Draper. No Don. Peter, director de mercadotecnia del Valencia CF.

El señor Draper, inglés, vino a cobijarse bajo las alas del murciélago con aquello de ser responsable para Asia de la marca Valencia CF. Y venía con ese calificativo que suena un poco a chamán, un poco a timador profesional: gurú. Con un LinkedIn de lo más molón, habiendo trabajado para el Manchester United, no parecía cosa difícil. Luego, con la marcha de Salvo, Dowens, otro gurú, dejó libre el asiento de director de mercadotecnia, subiendo el bueno de Peter a ese nivel y controlando todo todito todo el departamento.

Luego llegaron las grandes palabras del estadio y de lo vital que era acabar el Antic Nou Mestalla. La camiseta, blanca inmaculada, a la espera del patrocinador soñado de 10 millones. O una burrada similar. De la expansión en Asia, esperando un jugador asiático como reclamo para aquel mercado. De la campaña de abonos. Del vídeo de la campaña de abonos, toda una marcianada. En definitiva, todo proyectos molones pero de forment, ni un grà. 

Y me cuentan que quizá Draper ve que el Valencia no es tanto como nosotros nos creemos desde nuestro ombligo valencianí. Que sí, que el sentiment aquí está muy arraigado pero que, desde fuera, es difícil vender la marca. Eso dice el gurú. Pues bueno, según me cuentan expertos en mercadotecnia, una de las definiciones es generar una necesidad donde no la hay. Como, por ejemplo, anunciar reparaciones de cristales en ladrillos lanzados a las ventanas de los vecinos. 

Aunque quizá, dear Peter, lo mejor sería seguir vertebrando la marca más cerca. No se. Sin ser experto, arrimarse a Valencia Basket, que si hace ruta por Europa el año que viene. O hacer como la Real, unida recientemente al Bera-Bera de balonmano femenino, arraigando más el vínculo local. Porque esperar a un jugador asiático como puerta de entrada al mercado oriental, con Kiyotake listo para firmar por el Sevilla, me suena a excusa de mal estudiante. Por no hablar del patrocinador de la camiseta. No entiendo que sea mejor no ingresar nada que algo.

Así que, señor Draper, desde el cariño que le profesamos a su apellido, sea un buen Mad Men y venda nuestro Valencia aunque sea de puerta en puerta. Aunque los chavales que reciben premios por ser valencianistas de nuevo cuño pongan cara de chino cuando les visita. Entre otras cosas, porque el inglés es importante, pero un poco de español no viene mal.

Y ya que estamos, pregunte como pagaron a Maradona cuando vino al Sevilla, allá por los noventa. Se que son otros tiempos, pero con cero partidos oficiales entre semana, quizá si habla con Chelsea, Liverpool o Marsella, podemos montar un trophy que nos genere unos euros, ¿no?

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