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Mestalla ha tenido 15 horarios distintos, muchos nada usuales para su afición

14/05/2017 - 

VALENCIA. El campo de Mestalla, que cerrará la temporada el domingo a las 16:45 con el Valencia-Villarreal, ha vivido quince horarios distintos, algunos en horas de mucho calor y varios incompatibles con fiestas o costumbres locales, que han reducido la afluencia de seguidores al estadio.

Lejos quedan los tiempos en los que el Valencia, salvo por la exigencia del partido televisado o de los torneos europeos, elegía los horarios de sus encuentros en función del momento en el que suponía que la afluencia de espectadores iban a ser mayor.

Las 16:30 y, sobre todo, las 17:00 horas del domingo eran las más usuales para jugar en casa en invierno, así como el horario nocturno del sábado era el elegido en otoño y primavera, hasta que se fijó el escenario actual que da pocas opciones a los clubes para elegir.

El Valencia ha repetido cuatro veces en casa el horario de las 16:15 del domingo, ante Granada, Athletic de Bilbao, Sevilla y Osasuna, pero frente al conjunto sevillano jugó el domingo de Pascua y contra Osasuna hace una semana, ya en mayo en un partido con escasa afluencia de público y mucho calor.

Fue un calor similar al del Valencia-Betis, jugado todavía más pronto, a las 16:00 horas, pero a principios de septiembre, en horario más propicio para la siesta estival que para desplazarse a Mestalla.

También ha recibido el estadio dos partidos a las 12:00 del domingo (ante el Atlético de Madrid en octubre y el Espanyol en enero), además de uno ante el Sporting a las 13:00 de un sábado de mascletá del mes de marzo, un horario que a casi ningún valenciano se le habría ocurrido elegir para ir al fútbol.

Los demás horarios han estado completamente repartidos entre todos los días de la semana y las horas más dispares, con la excepción de los viernes, fecha en la que nunca ha habido fútbol este año en Mestalla.

Además, el club valenciano ha tenido la mala suerte, en función del calendario, de que le ha correspondido jugar en casa en las cuatro jornadas intersemanales del campeonato 16-17, ante el Alavés (miércoles), Leganés (martes), Celta (jueves) y Real Sociedad (miércoles).

Además, el partido aplazado en diciembre ante el Real Madrid también se disputó entre semana, en este caso un miércoles de febrero.

El horario de inicio fue las 18:45, que no facilitaba, por cuestiones laborales, la llegada a tiempo de espectadores, aunque estaba condicionada por la obligación de que no coincidiera con la hora de los partidos de Liga de Campeones que empezaban dos horas después.

El primer partido de Liga, en agosto ante Las Palmas, empezó un lunes a las 22:00 horas y el último se juega en domingo a las 16:45, un horario más o menos clásico para el fútbol invernal, pero no el más favorable si se da una tarde calurosa de mayo para los aficionados situados al sol en la grada de general de Mestalla.

Como consecuencia, sobre todo, de la marcha deportiva del equipo, pero también de los horarios fijados, algunos partidos en Mestalla no han superado la mitad del aforo del campo, tal y como ocurrió el último domingo ante el Osasuna (24.800 asistentes).

La discreción de la temporada valencianista, la condición de equipo descendido del equipo navarro, la celebración del día de la Madre y la posibilidad de pasar un domingo de buen clima en el campo o en la playa alejaron a la afición del estadio.

Más que la dispersión de los horarios, que se puede entender en función de los criterios económicos de difusión televisiva de la Liga española, la cuestión clave es la del acierto o el desacierto a la hora de fijar las horas de cada uno de los partidos para alejar lo menos posible a los seguidores de los recintos deportivos.

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