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Estamos solos

22/02/2023 - 

VALÈNCIA. No sé si es que me estoy haciendo mayor a la carrera (lo que llaman "pegar la viejá), o es que no domino las emociones que derivan de lo profesional tanto como yo me creía, pero a día de hoy no sé muy bien qué contarles. Sigo casi igual de bloqueado como cuando Paco Polit me dio paso para cerrar el lunes la conexión en Getafe en nuestra retransmisión de El Matx en 99.9 Plaza Radio,  y me puse a balbucear y a sollozar como un idiota mientras noté cómo me faltaba el aire al intentar explicar que no atisbo un hilo de esperanza al que agarrarme para explicar lo que creo inevitable: el descenso a segunda división.

Por mucho que hiciera ya años que lo viniéramos advirtiendo (lo cual nos ha valido estar perseguidos y vetados por el gabinete de ¿Comunicación? del club), por mucho que lo vinieras asimilando a nivel mental, no puedes evitar (al menos, yo no sé hacerlo), que el alma se te quiebre y se te rompa el sentimiento. Era tan fácil verlo venir, como imposible asimilarlo.

Posiblemente deba pedirles disculpas por no saber separar el sentimiento de la profesión. Siempre mantuve que al periodista se le paga por preguntar y por contar las cosas, no por la intensidad de sus sentimientos, así que entiendo que no estoy siendo buen profesional; mil disculpas.

Posiblemente necesito ser más pragmático a la hora de administrar mis emociones. En eso ya hace años que mi amigo Rafa, me tomó la delantera: "mi militancia sigue ahí pero está en excedencia hasta que estos se marchen". No puedo culparle de nada y posiblemente sea una respuesta emocionalmente más firme que la que yo estoy dando, y una muestra de cómo Meriton ha ido echando a los valencianistas del valencianismo.

Lo peor de todo no es bajar. Se bajó en el 86 y en el 87 se volvió a primera. Lo peor es que sabes que el descenso sólo será el comienzo del infierno. En manos de gente sin escrúpulos rodeados de propagandistas, que lejos de contar la verdad volverán a aplaudir el enésimo empobrecimiento de la plantilla y la nula inversión porque el fondo de compensación al descenso lo utilizarán -llegado el caso- para tapar deuda o traer a cuatro medianías de menos de 23 años representadas por Jorge Mendes.

Y lo peor de todo es la sensación de que estamos solos. De que somos David luchando contra un millón de Goliaths. De que a la hora de dar visibilidad a esta tragedia siempre habrá quien cambiará la realidad de los hechos por tres filtraciones y dos entrevistas. De que los políticos siguen enfrentados por el estadio, pero nadie hace nada para hacerle la vida imposible al sádico ególatra que está asesinando al club. Estamos solos ante el banco que podía apretarle y no tiene la más mínima intención de hacerle cosquillas. Y estamos indefensos ante el presidente de la patronal de un fútbol español que juega con el Valencia y lo utiliza en su guerra ante la RFEF. Tebas sabrá porqué está tan encantado con Lim y prefiere que uno de los que ha sido clubes más importantes de este fútbol se le caiga de una primera división que ya sólo interesa fuera de nuestro país por escándalos como el de Enríquez Negreira (por cierto, como no estará de podrido el fútbol español que el -en teoría- máximo perjudicado del "Barçagate", el Real Madrid fue uno de los dos clubes que frenó el comunicado conjunto de denuncia que intentó promover el Atlético de Madrid).

Los aficionados saben que están solos, los jugadores saben que están solos (ni siquiera el club los mima y les paga con pagarés), el cuerpo técnico sabe que está solo. Desde dentro creen que con una de las "genialidades" de Corona cada vez que abre la boca (lo de este hombre es tremendo) y dos twits con los hastags #ADNVCF y #CORVCF, ya está todo arreglado.

En este momento supremo de dolor, el valencianismo tiene al enemigo dentro del club (que ha comprado todos los boletos para un descenso) y cero apoyos en el entorno. El valencianismo sólo se tiene a si mismo, y eso (aunque tiene un valor infinito) es insuficiente para evitar el cataclismo. Va a haber que hacer de tripas corazón y juntarse porque ahí fuera hace mucho frío, y me da que el invierno hacia el que vamos va a ser tan largo como duro. Ojalá me equivoque.

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